VIENE
VIENE
Estiré el brazo para tomar tu mano y no había nadie. Al abrir los ojos me di cuenta que solo fue un sueño. Estabas conmigo sin estarlo. Mientras desayunaba me pregunté por qué ocupabas mis pensamientos, eras solamente un resto onírico o tal vez por todas las cosas que necesito decirte y no te he dicho hasta ahora, o para poder responder al sinfín de preguntas sin respuesta. Por qué siempre estaremos a destiempo, por qué andamos encontrándonos y desencontrándonos en el curso de estos años que nos conocemos. Muchas veces me ocurre que tus recuerdos golpean mi mente, como si fuesen piedritas en una ventana y pienso en vos. En lo vivido juntos, en esos pequeños momentos que se fueron haciendo grandes en mi memoria.
Me di una ducha, me vestí cuidadosamente como si fuese a encontrarte en alguna calle y salí sin rumbo fijo. El día estaba frío, pero soleado. Al rato estaba frente a la vieja estación de ferrocarril transformada en un encuentro de gastronomía y arte. En la entrada una muestra de nuestro Carnaval me recibe con su ritmo ...
EN LA MITAD
Son ellos los viejos murgueros
que viven para el Carnaval
y elevan sus cantos al viento
soñando que pronto vendrán.
Seguí andando por esos pasillos que guardan memorias de viajantes, cuando aún funcionaba el tren en nuestro país, y ahora tan solo quedan esas viejas vías como testigo de lo que algún día fue.
Al entrar a un gran salón me encontré con disfraces de los arlequines de nuestra historia y de pronto surges tú, en una foto del año 2002 o 2003. Escondido tras las caras pintadas de tus compañeros, como queriendo pasar desapercibido, pero desde ese rincón, me guiñabas un ojo con tu risa burlona y comenzamos el peregrinaje juntos.
Fuimos recorriendo esos remotos pasillos, subiendo peldaños de mármol arqueados y gastados por el paso del tiempo.
Nos detuvimos ante cada pintura, artesanía, libro, escultura que vimos. Y una vez más me sorprendiste, ahora desde la música vienes A Contramano y te sostengo entre mis manos y me pregunto, lo nuestro será siempre así a contramano y a destiempo. O algún día haremos un encuentro real, un festín de cuerpos, de bocas que se besan, de dedos que acarician, de pieles sudadas, de gemidos sentidos.
Te extraño, y como dice Sabina... No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió. No puedo dejar de pensar por qué no nos permitimos conocernos, desde lo cotidiano, en esas pequeñas cosas que hacen el día a día y no de a ratos como lo hemos hecho.
Tal vez sea el momento del reencuentro y el abrazo y andemos por la misma senda.
Estiré el brazo para tomar tu mano y no había nadie. Al abrir los ojos me di cuenta que solo fue un sueño. Estabas conmigo sin estarlo. Mientras desayunaba me pregunté por qué ocupabas mis pensamientos, eras solamente un resto onírico o tal vez por todas las cosas que necesito decirte y no te he dicho hasta ahora, o para poder responder al sinfín de preguntas sin respuesta. Por qué siempre estaremos a destiempo, por qué andamos encontrándonos y desencontrándonos en el curso de estos años que nos conocemos. Muchas veces me ocurre que tus recuerdos golpean mi mente, como si fuesen piedritas en una ventana y pienso en vos. En lo vivido juntos, en esos pequeños momentos que se fueron haciendo grandes en mi memoria.
Me di una ducha, me vestí cuidadosamente como si fuese a encontrarte en alguna calle y salí sin rumbo fijo. El día estaba frío, pero soleado. Al rato estaba frente a la vieja estación de ferrocarril transformada en un encuentro de gastronomía y arte. En la entrada una muestra de nuestro Carnaval me recibe con su ritmo ...
EN LA MITAD
Son ellos los viejos murgueros
que viven para el Carnaval
y elevan sus cantos al viento
soñando que pronto vendrán.
Seguí andando por esos pasillos que guardan memorias de viajantes, cuando aún funcionaba el tren en nuestro país, y ahora tan solo quedan esas viejas vías como testigo de lo que algún día fue.
Al entrar a un gran salón me encontré con disfraces de los arlequines de nuestra historia y de pronto surges tú, en una foto del año 2002 o 2003. Escondido tras las caras pintadas de tus compañeros, como queriendo pasar desapercibido, pero desde ese rincón, me guiñabas un ojo con tu risa burlona y comenzamos el peregrinaje juntos.
Fuimos recorriendo esos remotos pasillos, subiendo peldaños de mármol arqueados y gastados por el paso del tiempo.
Nos detuvimos ante cada pintura, artesanía, libro, escultura que vimos. Y una vez más me sorprendiste, ahora desde la música vienes A Contramano y te sostengo entre mis manos y me pregunto, lo nuestro será siempre así a contramano y a destiempo. O algún día haremos un encuentro real, un festín de cuerpos, de bocas que se besan, de dedos que acarician, de pieles sudadas, de gemidos sentidos.
Te extraño, y como dice Sabina... No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió. No puedo dejar de pensar por qué no nos permitimos conocernos, desde lo cotidiano, en esas pequeñas cosas que hacen el día a día y no de a ratos como lo hemos hecho.
Tal vez sea el momento del reencuentro y el abrazo y andemos por la misma senda.
3 comentarios
Manuel -
Javier -
Cállate y no digas nada que es mejor, mejor callar
Desnudo de sentimiento te entrego mi rendición
Mi sensatez mi tormento y vida sin solución
Te juro que no es lamento es rabia de corazón
El mejor vino que tengo de mi viejo bodegón
A que saben los besos que no se dan
A que sabe el pan contigo si mi hambre no es de comer
Es hambre de estar mas vivo en tu cuerpo de mujer
Pongamos tierra por medio, distancias al corazón
Y el mundo se hará pequeño quedémonos tu y yo
Que yo no sé pisar el freno que no me entiendes
Que yo me valgo de tu sudor pa engrasar mis ejes
Que ya no tengo ni vida propia ni tengo suerte
Si no sé a que sabe tu amor, si no sé a que sabe tu amor
A que saben las cosas que se han perdido
A que saben los besos que no nos dimos
A que sabe el destierro si no es contigo
De que sirve este pájaro mal herido
La calle de luna estrecha entre tu y yo
Las veces que no supimos pedir perdón
Los besos que se perdieron en tu portal
Las veces que por tus labios pude matar
La iglesia donde no reza mi corazón
La lluvia que no resbala por mi cristal
La fiesta de vino amargo y de soledad
Los besos que no se compran, sino se dan
La puerta que hemos cerrado antes de entrar
La pagina del pasado sin escribir.
El Hombre Gancho.
Javier -
:-)
A QUE SABEN
A que saben esos besos que no nos supimos dar
Ahora que estoy mas lejos dime la verdad.
A que sabe este silencio que no aprendí a caminar
Por este pasillo estrecho que tu me das.
...
El Hombre Gancho.